Conducidos en la historia por Esteban Dómina. 23 AGOSTO DE 1812: ÉXODO JUJEÑO

CONDUCIDOS EN LA HISTORIA (por Esteban Dómina). El general Manuel Belgrano se había hecho cargo del Ejército del Norte, una fuerza maltrecha tras la primera expedición fallida al Alto Perú. En San Salvador de Jujuy, el 28 de julio de 1812, dispuso el éxodo en masa del pueblo jujeño, autorizándolo a portar sólo lo que fuera de utilidad y se pudiera transportar, e instando a destruir todo lo que quedase para que no fuera aprovechado por enemigo que se aproximaba. Era preciso dejar tierra arrasada, nada que pudiera servir a los realistas que bajaban desde la quebrada de Humahuaca.

Pese a la extrema dureza con que debió transmitir y hacer cumplir aquella orden terminante, en su fuero íntimo sufría a la par de aquella pobre gente que debía abandonar su terruño y lo que más querían para marchar hacia un destino incierto, plagado de malos augurios. El bando que disponía todo aquello era por demás contundente:
“Llegó pues la época de que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército auxiliador de mi mando, si como aseguráis, queréis ser libres, trayéndoos las armas de chispa, blancas, y municiones que tengáis o podáis adquirir, y dando parte a la Justicia de los que las tuvieren y permaneciesen indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no solo vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis”.
A quienes más costaría convencer para que acataran la orden fue la clase alta de hacendados, comerciantes y parte de la aristocracia jujeña que parecía preferir el yugo español; y pese a la dureza de las conminaciones, no se logró del todo. A ellos les dedicó una parte del bando que los aludía de forma directa:
“¡Hacendados! apresuraos a sacar los ganados vacunos, caballares, mulares y lanares que hay en vuestras Estancias, y así mismo vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tome providencias que os sean dolorosas, declarándolos además si no lo hicieseis por traidores a la Patria”.
Urgida por la inminencia de la invasión, la doliente caravana partió de San Salvador de Jujuy el 23 de agosto de ese año de 1812; aquel día, pueblo y ejército marcharon rumbo a Tucumán. Al día siguiente las tropas realistas al mando de Pío Tristán ingresaron y tomaron posesión de la ciudad, pero la página de gloria ya estaba escrita.
Extracto del mi libro «Belgrano a corazón abierto» (Ediciones del Boulevard, 2020)